La vuelta al instituto no es solo un cambio de calendario. Es reencontrarse con gente, ajustarse a horarios, empezar nuevas materias… pero también reencontrarse con uno mismo en un entorno que a veces exige más de lo que parece. Para muchos adolescentes, septiembre trae algo más que libros nuevos: trae nervios, dudas, inseguridad, expectativas, y en algunos casos, malestar emocional.
Y es que no todos viven igual el inicio del curso. Para algunos es un reencuentro ilusionante, para otros una cuesta arriba. Y ambos casos son igual de válidos.
¿Qué puede estar sintiendo un adolescente al volver al instituto?
- Miedo a no encajar o a que cambien las dinámicas con su grupo
- Inseguridad por el rendimiento académico
- Presión por las expectativas propias o ajenas
- Agobio por la idea de volver a una rutina rígida
- Tristeza por dejar atrás el verano y la sensación de libertad
Todo eso puede no decirse con palabras, pero expresarse en forma de irritabilidad, cambios de humor, quejas constantes o apatía. Detrás de un “qué rollo volver” puede haber muchas emociones no nombradas.
¿Cómo acompañar esa transición emocional sin agobiar?
No se trata de tener soluciones para todo, sino de poder estar presentes de forma respetuosa y consciente. Aquí van algunas claves:
1. Escuchar sin minimizar
Si tu hijo o hija dice que no le apetece volver o que está nervioso, no le quites importancia con un “venga, no es para tanto”. Validar lo que siente es la mejor manera de que pueda regularlo.
2. Hablar sobre las emociones antes del primer día
Una conversación tranquila en los días previos puede abrir espacio a lo que están sintiendo. No hace falta forzar, basta con dejar caer algo como “¿cómo te estás sintiendo con la vuelta?” o “¿hay algo que te preocupe?”.
3. No cargarles con más presión de la que ya tienen
A veces, sin querer, transmitimos exigencia cuando lo que necesitan es contención. En vez de hablar solo del rendimiento o de las notas, podemos preguntar qué les gustaría mejorar o cómo se sienten con sus rutinas.
4. Ayudarles a organizarse sin controlarlo todo
Una estructura clara ayuda a bajar la ansiedad, pero es importante que ellos también tengan margen para decidir cómo organizarse, cómo preparar sus cosas o cómo volver a los horarios.
5. Estar atentos a señales de malestar emocional
Si ves que el rechazo al instituto es muy intenso, que hay cambios bruscos en su comportamiento o que expresan mucho sufrimiento, puede ser una señal de que necesitan ayuda profesional. No todo es “normal por la edad”.
Volver también puede ser una oportunidad
Aunque cueste, septiembre también es una oportunidad para revisar cómo están, qué necesitan, qué quieren cambiar o cuidar este curso. Y para sentirse acompañados en ese proceso.
Porque el inicio del curso no debería vivirse con miedo o angustia. Con el acompañamiento adecuado, puede ser un momento de crecimiento, de conexión, y también de autocuidado emocional.
En Scala Psicología acompañamos a jóvenes en sus procesos de adaptación, cambio y crecimiento. Porque la salud mental también se cuida desde el primer día de clase.