Hay personas que, con la llegada del otoño, notan que algo cambia por dentro. Los días son más cortos, hay menos luz, la rutina se vuelve más pesada… y, poco a poco, aparece una sensación de tristeza, apatía o falta de energía que cuesta entender. Es habitual preguntarse: “¿por qué me siento más triste en otoño?” o “qué me pasa en invierno que no me pasa en verano”.
¿Por qué aparece la depresión estacional en otoño e invierno?
Lo que conocemos como depresión estacional o trastorno afectivo estacional tiene que ver, entre otros factores, con la reducción de horas de luz. Nuestro cuerpo regula muchos procesos a partir de la luz solar, como el sueño, la energía o la producción de determinadas hormonas. Cuando los días se acortan, es normal sentir cierto bajón en el estado de ánimo, aunque en algunas personas puede llegar a ser más intenso.
Los síntomas más comunes suelen incluir cansancio, falta de motivación, cambios en el sueño o en el apetito, irritabilidad y una sensación general de desánimo que aparece año tras año en la misma época. No significa necesariamente que haya un problema grave, pero sí conviene prestar atención si la tristeza se mantiene o interfiere en el día a día.
Cómo combatir la tristeza estacional y cuidar el estado de ánimo
Gestionar la tristeza estacional pasa por cuidarse en varios frentes: mantener rutinas de actividad física, buscar espacios al aire libre para aprovechar la luz natural, mantener contacto social y cuidar la alimentación. También ayuda mucho marcarse objetivos pequeños y alcanzables, que den sensación de avance y eviten el bloqueo.
Aun así, no siempre es fácil salir de ese bucle solo. Cuando los síntomas son intensos o persisten, la terapia psicológica puede ser un gran apoyo. Hablar de lo que sentimos, aprender a identificar los pensamientos que alimentan el malestar y adquirir herramientas para afrontarlo hace que el invierno no tenga que vivirse con tanta carga emocional.
En Scala Psicología acompañamos a las personas que atraviesan este tipo de dificultades. Trabajamos para que puedan entender lo que les ocurre, gestionar mejor sus emociones y recuperar la motivación incluso en las etapas del año que más cuestan. Porque aunque no podamos cambiar la estación, sí podemos encontrar maneras de vivirla con más calma y equilibrio.