Los trastornos afectivos tienen una sintomatología común como son la tristeza, decaimiento, desilusión, incapacidad de disfrutar, etc… pero se diferencian en la duración, intensidad y evolución.
De forma común, se suele hablar de ‘depresión’ en general, pero lo cierto es que a nivel clínico se diferencian unos de los otros, siendo los tipos principales los siguientes:
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Trastorno depresivo mayor
Es el más conocido y puede durar entre dos semanas y varios meses. Supone la aparición de síntomas como tristeza intensa, ansiedad, apatía, pesimismo, irritabilidad, disminución de capacidad de disfrutar, baja autoestima, falta de apetito, alteraciones del sueño etc…
Este trastorno se caracteriza por la intensidad de los síntomas, además suelen estar presentes la mayor parte del día.
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Distimia:
Es un tipo de depresión crónica en la que se muestran los síntomas de forma permanente durante un periodo de tiempo largo, aunque de manera más leve que en el trastorno depresivo mayor. El paciente puede llegar a sentirse bien durante un tiempo pero vuelven a reaparecer los síntomas. Suele ser más típica en adultos.
Es un tipo de depresión menos intensa pero que dura en la mayoría de los días durante al menos dos años. No tiene porque presentarse una fuerte tristeza sino que muchas veces se dan situaciones de falta de objetivos o motivación, como si nada tuviese sentido.
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Depresión subclínica:
Suele ser difícil de detectar porque puede pasar prácticamente inadvertida ya que no se detectan de primeras los síntomas mencionados anteriormente.
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Depresión somatizada:
No se muestran abiertamente los síntomas afectivos y cuando se le pregunta a la persona por ellos, pueden ser negados. Los síntomas que afloran en este tipo de depresión son a nivel físico: dolores inespecíficos, problemas gastrointestinales, alteraciones respiratorias, problemas neurológicos o sensoriales, etc…
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Depresión con síntomas psicóticos
Se da cuando se manifiestan junto con los síntomas depresivos, pensamientos delirantes o alucinaciones. Este tipo de pensamientos suelen ir en línea con el estado de ánimo y suelen estar relacionados con el pecado, la culpa, catástrofes, etc…
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Trastorno bipolar
Se caracterizan por episodios repetidos en los que se alternan fases depresivas con fases de alta excitación como la euforia o hiperactividad. Aunque se incluye dentro de los trastornos depresivos, se combinan también estados de manía con altibajos muy marcados.
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Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo
Se caracteriza por la aparición de síntomas emocionales como tristeza, llanto y ánimo depresivo como respuesta a un acontecimiento estresante que tuvo lugar en los tres meses anteriores.
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Trastorno depresivo estacional (SAD)
Se caracteriza por presentarse en una época concreta del año, por lo general durante el invierno. La sintomatología va teniendo lugar a finales de otoño y es muy similar a la que se presenta en otros tipos de depresión: falta de esperanza, aumento del apetito y aumento de peso, aumento del sueño, menos energía, pérdida de interés en el trabajo, etc…
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Depresión posparto
Este tipo de depresión puede tener lugar hasta un año después de haber tenido lugar el parto, aunque lo más habitual es que se produzca dentro de los tres primeros meses siguientes.
Las principales causas suelen estar asociadas a cambios a nivel corporal, cambios en las relaciones laborales y sociales, tener menos tiempo y libertad, cambios en el ciclo del sueño así como preocupaciones por ser buena madre.
Estos son los tipos de depresión más comunes. En todo caso, si padeces alguno de estos síntomas, es recomendable que acudas a un psicólogo para que pueda evaluar tu caso e identificar si se trata verdaderamente de un trastorno depresivo y a qué tipo iría asociado.
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