Si hay un término de moda es el de las Red flags. Seguro que has oído hablar de ellas, has intentado identificarlas o fijar cuáles son las que no permitirías en una relación. Vamos a repasar en qué consisten:
Las red flags son señales o alertas que nos indican que existe un peligro en una relación. Cuando hablamos de peligro nos referimos a que esto nos puede llevar a una relación de dependencia, de maltrato… son señales que, si no se eliminan, no nos sentiremos valorados, comprendidos… Son señales que nos dicen que no estamos siendo respetados.
Sabiendo esto, entremos en materia.
Al contrario de lo que hemos escuchado siempre, con el amor no basta. El amor no todo lo puede y no es que seamos unos haters del amor por creer esto, sino que nuestras creencias se basan en los principios de una relación sana, un amor menos romántico y más respetuoso. Si hay conductas perjudiciales y red flags graves, hay violencia emocional y, entonces el amor no es suficiente para aguantar eso.
Trabajar los límites para saber qué queremos en una relación
Cabe destacar que además de banderas rojas, también existe la concepción de banderas amarillas y verdes. Las amarillas no son malas si se tratan adecuadamente, es decir, si no hemos hablado previamente sobre esa cuestión, puede que la otra persona no sepa que eso es uno de tus límites marcados. No pasa nada, se comunica de forma asertiva. El problema está cuando tras esa comunicación, la otra persona no lo respeta. Cree que es una tontería o simplemente decide no cambiar ese comportamiento. Entonces, la bandera amarilla pasa a roja.
Si esto ocurre, respeta y comprende tus emociones. Piensa en tus límites y en por qué son importantes. Ninguna relación va a ser perfecta, surgen problemas, conflictos y hay que trabajar en ello. Eso sí, nadie debe sobrepasar los límites que son importantes para ti.
Por otro lado, las verdes nos indican que tenemos una relación sana basada en la comunicación y en el respeto. Una relación en la que podemos marcar límites y sentirnos a gusto.
Red flags universales:
Son aquellas que se marcan para todas las relaciones. Estas implican algún tipo de violencia hacia tu persona. Por eso, no se deben permitir.
Red flags personales
Las marcas tú mismo. Las estableces según tus valores, vivencias y los comportamientos, bansándote en todo aquello aquello que no te permite estar cómodo en la relación. Se trata de marcar tus límites, aunque no sean iguales que los de los demás.
Qué señales no puedes ignorar
No respeta tus emociones:
Las invalida viéndolas como tonterías. Dice que exageras, que no tiene sentido, que eres tú que no comprendes nada. No existe una buena comunicación, no te sientes bien explicando qué te ocurre. No encontráis soluciones intermedias con las que sentiros bien ambos.
Siempre te culpa de todo:
Cuando hay un problema no se reparten responsabilidades, no admite sus propios errores. Siempre tienes la culpa tú. Aunque solo quieras comunicarle cómo te sientes, esa persona cree que estás acusándola de algo. Has empezado explicándole un límite que quieres poner, pero le ha dado la vuelta y ahora la culpa del conflicto es tuya.
No respeta tu entorno o tus amistades
Quiere alejarte de ellos, dice que estáis mejor solos, siente demasiados celos hacia los demás, se comporta de forma pasivo-agresiva al decirte cómo se siente. Poco a poco te va alejando de tu entorno, hace que te sientas solo.
Desaparece sin dar explicaciones una y otra vez
Cuando hay un conflicto te castiga desapareciendo. De esta forma, te hace responsable de lo que ocurra. O, aunque no pase nada, aparece y desaparece sin darte explicaciones haciendo ghosting. No tiene responsabilidad emocional.
Invade tu intimidad
No respeta tu espacio de privacidad. Mira tú móvil sin permiso, quiere saberlo todo de ti, controlarte. Quiere decidir por ti, saber de qué hablas con otras personas, no confía en ti.
Estas son solo algunas de las red flags universales de las que tienes que estar pendiente porque indican que no estamos en una relación sana. Cada persona puede marcar las suyas propias en función de sus límites y de cómo se sienta en una relación.
Además, es importante que dediquemos tiempo a conocernos a nosotros mismos para entender cuáles son nuestros límites y saber establecerlos. Para ayudarte en esta tarea existen numerosas técnicas, entre ellas, cabe destacar la del semáforo.
Esta técnica se basa en trasladar los colores de un semáforo y lo que representan a una escala que permita regular las emociones:
- ROJO/PARAR: Cuando nos descubrimos tan molestos que estamos a punto de dejarnos llevar por un ataque de ira, debemos parar. Cerrar los ojos y respirar adecuadamente reducirá la carga.
- ÁMBAR/PRECAUCIÓN: En este momento debemos reflexionar que está sucediendo y evaluar que pensamientos me está generando, es decir, identificar la causa de la problemática y las emociones que me surgen a raíz de la misma.
- VERDE/PUEDES CONTINUAR: Llegados a este punto es el momento de barajar alternativas o encontrar otras opciones al conflicto. Para llevar a cabo bien la fase verde debemos afrontar el problema con la actitud de alguien que esta seguro de su decisión porque esta le hace sentir bien.