La familia es por definición, un grupo de personas unidas por relaciones filiales, padres, hijos, hermanos o por vínculos de pareja.

Con motivo de esta relación tan estrecha, es normal que surjan conflictos, ya que la conducta de cada uno de los miembros, va a repercutir en la dinámica familiar.

Los conflictos familiares van más allá de las disputas de pareja, sino que tienen lugar con los hijos, entre hijos, o incluso con los abuelos o familia política. Dependiendo de cómo se originen estos conflictos, podemos diferenciar en diferentes tipologías.

Tipos de conflictos familiares según el tipo de relación

  • Conflictos de pareja: surgen en el contexto de pareja y suelen estar causados por problemas de comunicación, sensación de pérdida de autonomía y falta de empatía.
  • Disputas entre padres e hijos: dependiendo de la etapa pueden tener lugar conflictos en la etapa infantil cuando a los padres les cuesta gestionar y conceder autonomía a los niños o cuando surgen dudas de si está tomando el camino correcto.

    La adolescencia suele ser otra etapa clave generadora de conflictos ya que es normal que traten de comportarse como adultos generando frustraciones e inseguridades en los padres.

    • Conflictos con hijos adultos: cuando los hijos tienen ya sus pensamientos ideas y valores ya formados pueden dar lugar a discrepancias familiares al pensar de una forma diferente.
    • Conflictos entre hermanos: suelen ser de los más habituales y los que más perduran en el tiempo, independientemente de la etapa en la que se encuentren.
    • Conflictos con la tercera edad: durante esta etapa tienen lugar una serie de cambios tanto biológicos como sociales a raíz de jubilaciones, pérdida de amistades o seres queridos. Todas estas situaciones críticas pueden impactar en este tipo de edades, generando conflictos o discrepancias con el resto de miembros de la familia.

      Según el tipo de problema

      Esta clasificación se realiza en función de la fuente del problema y pueden darse ya sea de forma aislada o combinada entre sí.

      • Problemas asociados al propio ciclo vital: cada cambio de ciclo de vida suele traer nuevas responsabilidades o necesidades de adaptación que pueden desencadenar conflictos a nivel familiar. Si no se gestionan de forma correcta, pueden dar lugar a crisis familiares.
      • Crisis externas: suelen tener lugar por la aparición repentina de algo inesperado y suele desencadenar situaciones en las que se buscan culpables por parte de la persona que se ha visto más afectada.
      • Crisis estructurales: tienen lugar cuando se recuerdan o repiten acontecimientos del pasado que hace que aparezcan o renazcan los conflictos.
      • Crisis de atención: suelen darse en familias que tienen a su cargo a personas dependientes y suelen ver sus libertades o actividades rutinarias restringidas.

      ¿Cómo podemos tratar de gestionar o superar los conflictos familiares?

      • Acudir a terapia familiar: suele ser una opción muy recomendable cuándo los problemas y conflictos se hacen bola y la convivencia familiar es muy difícil, apareciendo manifestaciones como las siguientes:
        • Divisiones entre los hijos
        • No hablarse entre alguno de los miembros o hablarse mal
        • Separaciones o distanciamientos
        • Reprochar o echar en cara situaciones de forma recurrente
        • Falta de comunicación y de empatía
        • Agresividad o enfrentamientos
      • Escucha y empatía: tratar de escuchar lo que están tratando de transmitir así como ponerse en su lugar, son elementos clave a trabajar para poder mejorar las relaciones familiares.
      • Cuidar las formas de comunicarse: cuidar cómo se dicen las cosas, manteniendo la calma y una buena comunicación es importante para evitar momentos de crisis.
      • Qué todos los miembros de la familia tengan la posibilidad de intervenir: suele ser común en las disputas que unos se quiten la palabra a otros, y algunos se queden sin poder transmitir su punto de vista. No se debe priorizar la opinión de nadie sobre ninguna otra y todos tienen el mismo derecho a intervenir ante un conflicto.
      • Afecto y cariño: a pesar de los momentos de conflicto, es importante seguir expresando cariño en la familia para aliviar la tensión.

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